Después de muchos meses sin acercarme por el cine, me dio la gana la semana pasada y fui a ver la última de los hermanos Coen: Quemar después de Leer.
La película es astuta y genial. No es sin duda la mejor película de los hermanos (supongo que difícilmente volverán a tocar la perfección como con Fargo o Muerte entre las flores), pero es muy entretenida y por momentos subliman la comedia como ya hicieron con El Gran Lebowski (ahhhh, ese Nota). La trama no engancha bien y fuerza las situaciones a través de sangrientos malentendidos que tienen bastante gracia. Sin embargo, sólo por la escena final donde se desenlaza a hachazos el absurdo argumento merece la pena ver la película.
Los actores han recibido duras críticas por poco creíbles. Clooney histriónico como casi siempre, como en su anterior trabajo con los Coen y la Zeta-Jones Crueldad Intolerable. John Malkovich no le va a la zaga en histrionismo a George, y Tilda Swinton que en su papel de esposa despechada, se pasa y de tanto cansa. El contrapunto lo ponen Frances McDormand que viene a hacer lo de siempre (es decir, casi todo bien), Richard Jenkins (el padre de A Dos Metros Bajo Tierra) que hace un personaje mohíno pero absolutamente enternecedor, y por último (aunque no es de mi devoción) Brad Pitt que se sale y hace el mejor papel de «tipo estúpido» de los últimos años.
Cuando empezaron los créditos finales de la película tenía una sonrisa de oreja a oreja, feliz por haber pagado 7 euros por un trágico disparate. Y cuál fue mi sorpresa cuando la canción que cerraba era la mítica «CIA Man» de los lamentablemente olvidados The Fugs, aquellos locos psicodélicos que fueron relegados por mitos de la categoría como la Velvet Underground de Lou Reed y John Cale, por Grateful Dead, Hendrix o Jefferson Airplane, y sobre todo por el patriarca de los sonidos experimentales de finales de los 60, Frank Zappa.
The Fugs ha sido una de las joyitas de mi colección psicodélica. Ahí también están los fantásticos The Move, el mítico disco de Tomorrow con Steve Howe (luego en Yes y Asia), HP Lovecraft y sus dos discos sesenteros (a cuál mejor), los californianos Quicksilver Messenger Service, y por supuesto algunos grupos del sonido Canterbury antes de convertirse al jazz progresivo (a saber: Soft Machine, Caravan, Khan, Gong o Henry Cow).
The Fugs tienen un par de discos muy interesantes (mejor el First Album). Mezclaban blues con pildorazos de humor, crítica social y rock primitivo que les hicieron diferentes, incomprendidos en su época. Canciones como Supergirl, Defeated o Kill for Peace son grandes, divertidas y controvertidas. Me alegra que los Coen hayan recuperado unos clásicos como The Fugs para su banda sonora, y que lo hayan hecho con «CIA Man«, una de mis favoritas. Llevo toda la semana buscando rarezas y escuchando sus discos y me ha dado por ampliar su escasa discografía aunque sea con el Azureus. Espero que vosotros hagáis lo mismo y este gran grupo salga de su nicho en las tinieblas del rock.
Estoy feliz de vuelta a la psicodelia!!!